jueves, 16 de febrero de 2012

 ¿ESTUDIAR Y ESFORZARSE ES ALGO PROPIO DE LOS FASCISTAS?


Estamos sumergidos en un mundo tan caótico que lo que en principio nos tendría, pienso, que escandalizar pasa inadvertido ante la avalancha de información y de sucesos cada cual más esperpéntico. Me estoy refiriendo, en concreto, a las reacciones que ha provocado el anuncio hecho por el nuevo Ministro de Educación sobre el proyecto de vincular las becas de estudio no solo a la carencia de recursos sino también, como su propio nombre indica, al propio estudio. ¿Algo novedoso?, se preguntará el lector no familiarizado con los temas educativos. Pues sí. Supone un giro drástico porque, hasta ahora, no se exigía prácticamente ningún rendimiento académico a los beneficiarios de estas becas. Ante semejante obviedad supondrán que la aceptación de la propuesta ha sido unánime: pues no, vuelven a equivocarse porque se han alzado numerosas voces críticas quejándose de que  "parece que se trata de volver a épocas franquistas" (líder de un sindicato supuestamente de izquierdas dixit).
Cuando asistes al penoso espectáculo de alumnos becados, en bachiller para más señas, que se lamentan de lo mal que va el mundo mientras no abren siquiera el libro y, en cuanto te descuidas, navegan con sus móviles, comprendes que hemos llegado a un final de ciclo y que las cosas tienen forzosamente que cambiar.
Que se confunda el esfuerzo y el estudio con el fascismo, que los buenos estudiantes tengan que esconderse y disimular, mientras los demás descontrolan la clase y se vanaglorian de su ignorancia, no es algo precisamente que nos vaya a sacar de esta profunda y angustiosa crisis. 

sábado, 4 de febrero de 2012

CAMBIO DE MENTALIDAD

Espero que os gusten los cambios introducidos en mi Blog. Confío en que el diseño, más dinámico y visual, os resulte atractivo. Algunos ya me conocéis y otros no, pero en todo caso lo que me gustaría trasmitiros es que en esta época de incertidumbres y desazón hay que seguir haciendo cosas,  hay que aprovechar el enorme potencial que la crisis encierra. Es un revulsivo que nos obliga a reaccionar, que nos despierta del amodorramiento y del espíritu acomodaticio. El panorama está mal, pero no se trata únicamente, y ahí está el gran error de los políticos, de actuar sobre las variables económicas: hay que revitalizar los códigos morales, hay que limpiar de corrupción la vida cotidiana, hay que volver a creer en la honestidad y en el esfuerzo. Hasta que no seamos capaces de comprender esto, sólo encontraremos individuos cada vez más malhumorados y crispados que no comprenden como el papá Estado les está abandonando a su suerte. Es la sociedad marcada por la cultura de la queja que no ha sabido valorar ni defender el Estado de Bienestar y que ahora incrédula se queda paralizada.
La solución no va a venir de los políticos, mediocres y con escasas perspectivas. La solución tendrá que venir de un cambio de mentalidad profundo y auténtico porque las cosas ya no van a volver a ser como antes: no se va a acabar el mundo el 21 de diciembre como anuncia la profecía maya y temen cada vez más mis alumnos, pero sí que es cierto que el mundo hasta ahora conocido va a cambiar profundamente y que sus valores ya no nos sirven. Luchemos por encontrar otros valores más auténticos que no tengan que ver con el consumismo y la alienación. Sinceramente veo el futuro oscuro, pero hay que intentarlo.