Estamos sumergidos en un mundo tan
caótico que lo que en principio nos tendría, pienso, que escandalizar pasa
inadvertido ante la avalancha de información y de sucesos cada cual más
esperpéntico. Me estoy refiriendo, en concreto, a las reacciones que ha provocado el anuncio hecho por el nuevo
Ministro de Educación sobre el proyecto de vincular las becas de estudio no
solo a la carencia de recursos sino también, como su propio nombre
indica, al propio estudio. ¿Algo novedoso?, se preguntará el lector no
familiarizado con los temas educativos. Pues sí. Supone un giro drástico
porque, hasta ahora, no se exigía prácticamente ningún rendimiento académico a
los beneficiarios de estas becas. Ante semejante obviedad supondrán que la
aceptación de la propuesta ha sido unánime: pues no, vuelven a equivocarse
porque se han alzado numerosas voces críticas quejándose de
que "parece que se trata de volver a épocas franquistas" (líder de un sindicato
supuestamente de izquierdas dixit).
Cuando asistes al penoso espectáculo de alumnos
becados, en bachiller para más señas, que se lamentan de lo mal que va el mundo
mientras no abren siquiera el libro y, en cuanto te descuidas, navegan con sus
móviles, comprendes que hemos llegado a un final de ciclo y que las cosas
tienen forzosamente que cambiar.
Que se confunda el esfuerzo y el estudio con el
fascismo, que los buenos estudiantes tengan que esconderse y disimular,
mientras los demás descontrolan la clase y se vanaglorian de su ignorancia, no
es algo precisamente que nos vaya a sacar de esta profunda y angustiosa crisis.
Simplemente... Cuánta Razón...
ResponderEliminarVivimos en una sociedad infecta que sólo afecta a hombres perfectos y todo esto se debe a una educación que inspira desmotivación. A nuestros chavales no les falta nada materialmente hablando, pero ética y moralmente no se les ha inculcado valores dignos, ¿La culpa? Todo esto no es más que un plan para aborregarlos y tener mano de obra barata y sumisa. La culpa es de la sociedad que los rodea, de los medios de comunicación, especialmente la televisión y la publicidad, de sus poco atentos progenitores, de sus indiferentes profesores.
ResponderEliminarEl Darwinismo Social es la ideología que se está tratando de imponer, sin tener en cuenta ningun tipo de sensibilidad...
El meollo de este discurso ya estaba implícito en el uso tabuado de la palabra "disciplina" para quienes pudieron verlo hace años.
ResponderEliminarCasi todo -si no todo- lo que el ser humano valora -o valoraba- culturalmente, está ligado al esfuerzo, la capacidad de superación y la disciplina.
Citior, altior, fortior. Lo inventaron "ellos", los mismos que ahora enarbolan otras consignas que no consigo entender y que nunca compartiré.