EL BLOG DEL PROFESOR QUEMADO
jueves, 14 de junio de 2007
Enfermedad laboral
La inclusión del síndrome burnout en el catálogo de enfermedades laborales es una de las principales reivindicaciones que realiza Beatriz Rabasa en su libro El profesor quemado. Según la profesora valenciana, “cuando el profesor se siente totalmente agobiado y desbordado se pide una baja por depresión y el problema queda enmascarado. Si se catalogase como enfermedad laboral podríamos conocer mejor el porcentaje de incidencia de esta patología”.
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MUy interesante su apreciación sobre la enfermedad profesional.
ResponderEliminarSiga así ... los docentes se lo agradeceremos
Soy una docente estresada y quemada y me ha encantado el libro de la autora ¡ Enhorabuena por su valentía !
ResponderEliminarPodría conocer alguno de sus artículos que haya publicado sobre conflictividad...? Gracias
ResponderEliminarÁnimo y enhorabuena por su libro
Soy una docente de ESO que ha abandonado hace poco la enseñanza después de 21 años entregada a mi profesión. Empecé -años 80- con entusiasmo, dispuesta a transmitir mis conocimientos y valores en un centro de nueva creación donde se anticipó la L.O.G.S.E. En pocos años el perfil del alumnado cambió a peor: alumnos con demasiadas lagunas y/o muchos problemas de tipo socio-económico(paro,drogas,delincuencia,ineducación familiar,inmigrantes) psicológico(baja autoestima, discapacitados psíquicos, p.e.), afectivo-familiar(padres que no dedican tiempo a sus hijos por x motivo),etc. Para mi éstos son los primeros obstáculos reales y objetivos en el proceso enseñanza-aprendizaje y la causa (que viene del exterior del aula)de desmotivación (y sus consecuencias) tanto del alumno como del profesor, que a su vez también tiene su problemática particular. Dentro del aula, se da todo ésto a la vez y yo me he sentido cada vez más desbordada e impotente de llevar una clase, que era donde, al principio, me sentía a gusto. Fuera del aula, cada año hemos ido asumiendo más tareas nuevas y burocráticas de tutoría (medidas disciplinarias entre otras) Yo, mientras fui manifestando síntomas poco a poco: boca seca, dificultad para respirar, sudoración, palpitaciones,falta de concentración,hipersensibilidad al ruido, nudo en garganta, agotamiento físico y menta y falta de energía. Cuando rompes a llorar en tu casa es porque ya no puedes más. Creo que la sociedad está mal y la enseñanza también y yo he pasado por 3 recaidas en depresión. He abandonado mi profesión porque me siento incapaz de trabajar así. Me ha costado mucho aceptar mi fracaso. Tengo limitaciones.
ResponderEliminar¿Qué sistema educativo nuevo necesitamos que sea útil y eficaz para la sociedad actual, sobretodo para los más desfavorecidos?
En la actualidad, el elemento más desfavorecido de este ámbito es el profesor. Hasta donde soy capaz de entender, ningún sistema ha sido tan anómalo como éste moderno para amparar y dar cancha al sinvergüenza y al delincuente; creo que lo llaman algo "garantista", pero al bueno y al justo no garantizan nada, sino el dolor de cabeza perpetuo.
ResponderEliminarMientras el espacio de la escuela siga los dictados del panfleto político (egalíté, fraternité, frivolité,...) no habrá solución posible, salvo pintar sus manitas de blanco y agitarlas al viento gritando (perdón, susurrando, nada de violencia verbal) : basta ya (o alguna vacua cantinela del estilo en boga).
Profesores quemados, churruscados y achicharrados,miembros de un colectivo que no merece la dignidad de gremio, abandonad toda esperanza o uníos y haced la guerra sin cuartel al alumno disidente, auténtico cáncer del sistema educativo.
Todo cuanto merece la pena en la vida, desde las artes al amor, requiere del esfuerzo (a esto lo llaman voluntad de superación , tesón, perseverancia y ¡ay! disciplina.)
Bertrand Rusell, premio nobel, mente brillante y criminal, profetizó claramente, anticipándolo el "espíritu" de la enseñanza obligatoria: "Promocionar lo inútil a costa de lo bueno es de una crueldad extrema; supone legar al futuro una generación creciente de imbéciles".
Enhorabuena y felicitaciones por su feliz e inspirada iniciativa. Cuente con nuestra bendición (urbi et orbe).
Profesor Fénix (pues de las cenizas también se resurge renovado)
He sido alumno suyo, quería escribirle en su blog no porque seguramente sea usted la que me corrija mi examen de matemáticas de septiembre si no porque creo que ese síndrome del que usted habla creo que es contagioso si contagioso de los profesores a los alumnos, yo ya me estoy volviendo loco, veo profesores por todas partes, con tamagochi, sin tamagochi, diciendo chiquitos yo ya no se que hacer es insoportable. Usted que ha pertenecido al comité se seguridad laboral que me recomienda? me pido la baja por depresión? O mejor mido la discapacidad?
ResponderEliminarHola, estimada profesora, soy el mismo alumno, con las mismas intenciones del año pasado, creo que tengo una intolerancia al material escolar.
ResponderEliminarParecerá raro, pero lo tengo comprobado, es acercarme a un libro... Y unas rojeces por todo el cuerpo, unos salpullidos, un dolor de espalda... Yo este verano pensé en adquirir los conocimientos del curso próximo pero no va a ser posible, las escuadras, los cartabones, los compases( de los de trazar circunferencias, no de los musicales) los libros, bolígrafos, lapices, portaminas, TODO me produce intolerancia
Lo he probado todo, con guantes, con chubasquero, con un e-book. Nada surje tanto efecto como alejarse de toda fuente de conocimiento y irse a la playa o piscina seguramente sea un virus que al mojarse su proteína se destruya o con los rayos solares se destruya. Yo, no lo se, por si acaso no toco nada
Te preguntarás porque no me di cuenta antes, la respuesta es simple, en el rascany nos lo dan todo tan masticadito que no había hecho falta acercarse a ninguna clase de material escolar.
Bueno, voy a dejar de escribir ya que me puede dar una tendiditis
Feliz verano